Se ha dormido tu infancia en el eco del tiempo
como ingenua canción en tu mente de niño,
dibujando sonrisas con gesto lampiño
en tu rota razón tejedora de sueños.
¡Mi entrañable querubín con alas quebrantadas...!
¡Quién osó robarle a tu vida la cordura!
¡Quién te sentenció a la eterna locura
encadenando tu memoria aletargada!
El amor que te viste se derrama hambriento
en demanda de arrumacos y caricias,
y entre juegos de miradas sin malicia
se adivina un corazón casi sediento.
¡Mi dulce niño grande, mi ángel, mi demonio...!
¡Quién borró de tus ojos el futuro preñado!
¡Quién te condenó a ser pájaro enjaulado
prisionero de un mundo sin Dios y sin retorno!
¡Manantial de ternura fresca y transparente...!
Te vestirán las primaveras de los años,
y seguirás tachando ausente el calendario
cual golondrina varada en el presente.
Y tú mi niño grande, seguirás siendo un chiquillo,
y mi voz desgarrada te seguirá arrullando.
Y mis manos ajadas seguirán dibujando
mil caricias de amor en tu rostro de niño.
No hay comentarios:
Publicar un comentario