Ayer, cuando aún no me eras,
ya eras el tiempo feliz
que me aguardaba
esculpiendo el silencio adormecido,
el verso mudo,
el verbo conjugado...
Hoy tus manos modelan mi cintura
y tu pluma me nombra con vehemencia
dibujando en mi piel verdes paisajes,
como ola atrevida
que embiste en la arena
hasta empaparla,
como rayo de luz que ciega el día,
como experto alfarero que armoniza
el diseño final de la materia.
Mañana serás sombra
sobre mi piel ajada,
remanso fresco y limpio
donde acunar mi agosto enmohecido,
caudal sereno y blanco
donde saciar la sed de atardeceres
mientras mojas mis rizos plateados.
Y después....
Cuando todo sea silencio
y el tiempo haya alcanzado su estatura,
encontraremos un trozo de sol para nosotros,
y un pedazo de tierra heredada
donde profanar esas sábanas vírgenes
que nunca fueron nuestras.
Y resucitaremos, por fin
borrachos de preludios
para volver a reinventar el mundo.
ya eras el tiempo feliz
que me aguardaba
esculpiendo el silencio adormecido,
el verso mudo,
el verbo conjugado...
Hoy tus manos modelan mi cintura
y tu pluma me nombra con vehemencia
dibujando en mi piel verdes paisajes,
como ola atrevida
que embiste en la arena
hasta empaparla,
como rayo de luz que ciega el día,
como experto alfarero que armoniza
el diseño final de la materia.
Mañana serás sombra
sobre mi piel ajada,
remanso fresco y limpio
donde acunar mi agosto enmohecido,
caudal sereno y blanco
donde saciar la sed de atardeceres
mientras mojas mis rizos plateados.
Y después....
Cuando todo sea silencio
y el tiempo haya alcanzado su estatura,
encontraremos un trozo de sol para nosotros,
y un pedazo de tierra heredada
donde profanar esas sábanas vírgenes
que nunca fueron nuestras.
Y resucitaremos, por fin
borrachos de preludios
para volver a reinventar el mundo.
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