Mi corazón te ha diseñado a la medida
artífice del tiempo, anacoreta.
Contigo suelto el lastre que me ata
dejándome arrullar por tus palabras,
despertando a la ofrenda gratuita
de los sueños renovados,
de los eternos poemas que acunan mi alma
envolviéndola en cálidos destellos de belleza
mientras todo renace internamente.
Contigo despierto al rumor de la vida,
al latido acompasado y armonioso
del corazón que bombea
destilando amor en cada impulso;
al discurso inacabado del perpetuo sentimiento,
a la añoranza maldita del recuerdo
que nos une y nos separa.
Contigo bebo del inagotable manantial
en el que fluyes intermitente
impregnando mi alma en cada sorbo
de pureza limpia y cristalina,
de esperanza transparente
que me funde y me acrisola
en centellas de luz y fantasía.
Contigo me sumerjo, me dejo ir, llevar,
me elevo sin cadenas ni ataduras
hasta perderme en tus remansos,
en la infinita ternura de tu parábola
que oxigena ávidamente mis estancias
ensalzando sin freno mis anhelos
hasta llegar a la cúspide.
Contigo me derrumbo ante el vacío
entre gritos de silencios prolongados
que aún sin voz, me dicen que me aman
por encima del mutismo inacabado,
del tiempo, del espacio,
al arrullo sólo de tu alma y la mía
en un abrazo interminable en medio de la nada;
solos tú y yo mientras el mundo gira
jubiloso ante el amor que nos embarga.
artífice del tiempo, anacoreta.
Contigo suelto el lastre que me ata
dejándome arrullar por tus palabras,
despertando a la ofrenda gratuita
de los sueños renovados,
de los eternos poemas que acunan mi alma
envolviéndola en cálidos destellos de belleza
mientras todo renace internamente.
Contigo despierto al rumor de la vida,
al latido acompasado y armonioso
del corazón que bombea
destilando amor en cada impulso;
al discurso inacabado del perpetuo sentimiento,
a la añoranza maldita del recuerdo
que nos une y nos separa.
Contigo bebo del inagotable manantial
en el que fluyes intermitente
impregnando mi alma en cada sorbo
de pureza limpia y cristalina,
de esperanza transparente
que me funde y me acrisola
en centellas de luz y fantasía.
Contigo me sumerjo, me dejo ir, llevar,
me elevo sin cadenas ni ataduras
hasta perderme en tus remansos,
en la infinita ternura de tu parábola
que oxigena ávidamente mis estancias
ensalzando sin freno mis anhelos
hasta llegar a la cúspide.
Contigo me derrumbo ante el vacío
entre gritos de silencios prolongados
que aún sin voz, me dicen que me aman
por encima del mutismo inacabado,
del tiempo, del espacio,
al arrullo sólo de tu alma y la mía
en un abrazo interminable en medio de la nada;
solos tú y yo mientras el mundo gira
jubiloso ante el amor que nos embarga.
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