Se acomoda en el alba
la dulce melodía
de gaviotas que cantan
rindiendo culto al sol...
La maleta, en el suelo,
la mesilla, vacía
y en el aire un silencio
con matices de adiós.
Cuando cierres la puerta
no vuelvas la cabeza
y olvídate que un día
mi amor te consagró.
Te llevas como ofrenda
una alma hecha jirones,
y en este último abrazo
te va mi bendición.
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