A Lara, mi sobrina pequeña
Duérmete mi niña
vete ya durmiendo...
Te cantan gloriosos
los astros del cielo
para que reposes
tranquila en tu sueño..
Que inunden tus días
la paz y el sosiego,
que sean tus huellas
la luz del sendero.
Que las hadas buenas
vigilen tu sueño
y jueguen los duendes
sobre tu aposento.
Que entre las cenizas
se avive ese fuego
que caldee tu estancia
en noches de invierno.
Que sea tu destino
paraíso inmenso
donde las heridas
no sangren por dentro.
Que no haya tinieblas
en tu libre vuelo
y te acune el día
con brazos de hierro.
Que hagas de tu tiempo
un tiempo de adviento
y sea tu balada
música de alegro.
Que no haya cadenas
que amarren tu ego,
que el lazo más grande
se anude en tu pelo.
Que el cosmos te envuelva
con flores de incienso
y te guarde siempre
en un beso eterno.
Que un ángel conjugue
el vaho de tu aliento
y alegre tus días
mientras vas creciendo.
Verás que no siempre
el mundo es perfecto,
pero mientras tanto,
tú sigue durmiendo...
Que brilla la nieve
bajo los luceros
y canta una estrella
que alumbra en el cielo.
Duérmete princesa
de ojitos risueños
que la blanca luna
te acuna en silencio.
Y mientras yo escribo
estos dulces versos
te canta una nana
al son de un te quiero.
Duérmete mi niña
vete ya durmiendo...
Duérmete mi niña
vete ya durmiendo...
Te cantan gloriosos
los astros del cielo
para que reposes
tranquila en tu sueño..
Que inunden tus días
la paz y el sosiego,
que sean tus huellas
la luz del sendero.
Que las hadas buenas
vigilen tu sueño
y jueguen los duendes
sobre tu aposento.
Que entre las cenizas
se avive ese fuego
que caldee tu estancia
en noches de invierno.
Que sea tu destino
paraíso inmenso
donde las heridas
no sangren por dentro.
Que no haya tinieblas
en tu libre vuelo
y te acune el día
con brazos de hierro.
Que hagas de tu tiempo
un tiempo de adviento
y sea tu balada
música de alegro.
Que no haya cadenas
que amarren tu ego,
que el lazo más grande
se anude en tu pelo.
Que el cosmos te envuelva
con flores de incienso
y te guarde siempre
en un beso eterno.
Que un ángel conjugue
el vaho de tu aliento
y alegre tus días
mientras vas creciendo.
Verás que no siempre
el mundo es perfecto,
pero mientras tanto,
tú sigue durmiendo...
Que brilla la nieve
bajo los luceros
y canta una estrella
que alumbra en el cielo.
Duérmete princesa
de ojitos risueños
que la blanca luna
te acuna en silencio.
Y mientras yo escribo
estos dulces versos
te canta una nana
al son de un te quiero.
Duérmete mi niña
vete ya durmiendo...
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