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jueves, 24 de marzo de 2011

Mil Preguntas para Dios…

Tengo mil preguntas, Dios,
que nunca encuentran respuesta,
interrogantes pendientes
a los que nunca contestas…

Preguntas que son puñales
que acuchillan el planeta
de esta tierra donde habito
que ya no sé si es tu tierra.

¿Por qué tanta hambre en el mundo?
¿Para qué tanta miseria…?
¿Y por qué cada minuto
aunque sea una frase hecha
sigue matándose el hombre
en tantas absurdas guerras?

¿Por qué hay familias sin techo
sin hogar y sin cobijo?
¿Por qué esos niños sin madre?
¿Por qué esas madres sin hijos?

¡Dime Dios, si es que lo sabes
por qué medio mundo es rico
mientras mueren a diario
de hambre miles de niños…!

Tú que fuiste el creador
de un paraíso perfecto,
como en fatal distracción
dejaste mil cabos sueltos…

¿Para qué nos sirve el odio?
¿Por qué tanta intolerancia?
¿Por qué somos tan racistas
aún con nuestra propia raza?

¿Para qué fabrican bombas
que mutilan y que matan
y por qué el vil asesino
campea libre a sus anchas
mientras las familias lloran
impotentes su desgracia?

Dime, Dios omnipotente…
¿Por qué cual film imperfecto
los buenos desaparecen
y el malo sigue viviendo?

¿Por qué se enferman y mueren
hombres, mujeres y niños
bajo tu santa mirada
y en tu dudoso cariño?

¿Por qué las leyes injustas?
¿Por qué hay armas que disparan
sobre vidas inocentes
sin que detengas la hazaña…?

Dime Dios… ¿Dónde te encuentras
mientras esas cosas pasan,
y por qué dejas que ocurran
si podrías evitarlas?

Supremo diseñador,
redentor de redentores…
Mientras diriges el mundo
creyentes y desertores
desempolvan alabanzas
porque esperan tus favores.
Y se arrodillan sumisos
frente a todos los altares
en fervorosa oración
rogando que les ampares…
Y van a rendirte culto,
y engalanan sus iglesias
encomendándose a ti
en dolorosas promesas.

Yo, que he aparcado la fe
detrás del confesionario,
que nunca venero cruces
ni me cuelgo escapularios,
que he olvidado el “padre nuestro”
y que no rezo el rosario…
Yo te pregunto, “Señor”
Padre misericordioso:
¿Cuándo el mundo se desploma
a dónde miran tus ojos?

Si tiene prohibido el viento
soplar sin que tú lo ordenes
y eres el supervisor
de todo cuanto sucede…
Si dice la Santa Biblia
y sus Santas Escrituras
que el universo se rige
bajo tu decanatura…
Y hasta las hojas del árbol
requieren para caerse
consentimiento firmado
si no, no pueden moverse…

Si todo el poder reside
concentrado entre tus manos
y diriges a tu antojo
cuanto a tu antojo has creado…
Entonces, y en mi derecho
de pedir explicaciones,
después de observar el mundo
revoco tus decisiones.

Porque no entiendo que un Dios
Santo Padre de bondad
permita para sus hijos
tan clara desigualdad.
Ni comprendo que en el manto
de la santa indiferencia
se alojen muertos y guerras
con la mayor indulgencia.

No Dios, yo no entiendo el mundo
visto desde tu sillón,
ni que te hagas llamar Padre
ni te nombres Redentor…
Ni que nos vendan el rollo
de que eres paz, fe y amor,
santo, bueno y generoso
y del mundo, “El Salvador”.

Prefiero seguir pensando
que me han dormido con cuentos
y que ahora que he despertado
yo elijo mis argumentos.
Por eso escojo mis dogmas,
reniego del Vaticano
y no comulgo con dioses
ya sean moros o cristianos.

¿Atea…? Por siempre,amén,
hasta que alguien me demuestre
que todas estas preguntas
se responden en presente
con la coherencia que exige
la buena resolución
y los santos mandamientos
que dicta la religión.

Ya puestos, ¡por caridad!
que la Iglesia se despoje
de los bienes que atesora,
y reparta con los pobres.

En pasajero despiste
deben de haber olvidado
que caridad y nobleza
son parte de su prelado.
Y que juraron un voto
de pobreza y humildad
que se pasa por el forro
toda la comunidad.

Con pobres como los curas
yo también me apunto al carro
para vivir como Dios
mientras me llenan el tarro.
Junto a los jueces del clero
yo quisiera ser mendigo
y doblar poco la espalda
para que engorde el ombligo.

Puestos a pedir, demando
acudir al Vaticano
y repartir las riquezas
de ese buen samaritano
al que llaman Santo Padre
“Benedicto” para mí
que absorto en “santo descanso”
sabe bien lo que es vivir.
¡Chico expolio el que iba a hacer
del clero y su fortaleza
si yo tuviera el poder
de administrar su riqueza…!

Sin confesar ni ir a misa,
y sin ser buena cristiana
acababa con el hambre
de la noche a la mañana.

Yo, que observo desde fuera
con grandísimo estupor
no sé como aún les queda
un solo fiel seguidor…
Bien será porque la fe
dicen que mueve montañas
y si la desdicha aprieta
uno se sirve de mañas
para engañar la razón
sin pensar que son patrañas…

¿Con qué cara de vergüenza
el Pontífice predica
ante un pobre tercer mundo
que tiene huecas las tripas?
¿Qué mensaje de esperanza
transmite con su presencia
un “papa” que vive y mora
nadando entre la opulencia?
¡Si sólo para viajar
mueve un montón de millones,
más le valdría estar quieto
rascándose los co...nes.
Y repartir el dinero
que nos cuestan sus salidas
entre los que tienen menos
y carecen de comida!

¿Acaso no sería eso
muchísimo más cristiano
que recorrer medio mundo
con el crucifijo en mano…?

¿Y las vírgenes que moran
en las benditas iglesias
custodiando unos tesoros
que hacen temblar las conciencias?
¿Es que acaso son más madres
por ser las madres de Dios
que esas otras que cansadas
laboran de sol a sol
para ofrecer a sus hijos
un puñadito de arroz?

¿Y qué hay de las que malviven
entre absoluta miseria
y ven morir a sus hijos
enganchados a una teta
que ya no da para más
porque la ubre está seca?

¿Dónde está el Dios de los pobres
cuando esas madres deshechas
traspasadas de dolor,
curtidas en la impotencia
depositan a sus hijos
para siempre bajo tierra?

¿Hacia dónde mira el Dios
Santo Padre de bondad
mientras sus hijos se entierran
con su santa voluntad?
¿Qué dogma acalla su culpa
y engatusa su conciencia
mientras el mundo sucumbe
bajo su jurisprudencia?

¿Atea…? Por siempre,amén,
ya lo dije en otro verso,
más si estuviera en mi mano
dirigir el universo
sería justo el reparto,
más humano y más diverso.
Más lógico, sobre todo,
y en mi magna voluntad
haría del mundo un espacio
con bandera de igualdad.
Un reino donde las leyes
fueran mejor aplicadas
y la palabra “justicia”
con propiedad, pronunciada.

Atea sí, soy atea,
no tiemblo al reconocerlo
ni comulgo con la farsa
que nos ha vendido el clero.
Ni con ese Rey Supremo
Padre Todopoderoso
que observa impasible el reino
y siendo tan bondadoso
deja sufrir a sus fieles
con talante caprichoso.

Atea, sí, soy atea
y atea me reconozco...

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