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viernes, 4 de febrero de 2011

Condenada sin Delito

Me perdí en la madrugada
y ayuda solicité,
nadie vino a socorrerme
y sola me rescaté.

Tropecé con una piedra
y fuertemente grité,
todo el mundo lo escuchó
y con nadie me encontré.

Cuando me pidieron, di,
cuando pedí, no encontré,
cuando me buscaron, fui,
cuando quise hallar, no hallé.
Cuando hubo que hablar, hablé,
cuando había que susurrar,
ningún murmullo escuché…

¿Qué error fue el que cometí
que tan caro me ha costado…?
Si errar es cosa de humanos,
compadezco a los ingenuos
que mal por bien me han devuelto.
¡Se labran su propia fosa …
Sólo no hierran los muertos!

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